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Reformar un piso en Madrid es una inversión importante en tiempo, dinero e ilusión. Pero hay un aspecto que muchas veces se subestima hasta que es demasiado tarde: la instalación eléctrica. Los errores en este apartado pueden arruinar presupuestos, alargar plazos y, en el peor de los casos, crear problemas de seguridad que persisten años después de terminada la reforma.
La buena noticia es que la mayoría de estos errores son evitables con una planificación adecuada y el asesoramiento correcto. Te explicamos los fallos más comunes y, sobre todo, cómo prevenirlos desde el primer día.
Error 1: No evaluar la instalación existente antes de presupuestar
Muchas reformas empiezan con ideas claras sobre cocinas, baños y distribuciones, pero sin haber evaluado seriamente el estado de la instalación eléctrica actual. Este es quizá el error más costoso porque sus consecuencias aparecen cuando la obra ya está en marcha.
Te encuentras picando azulejos del baño y descubres que los cables tienen 40 años y están con aislamiento de tela deteriorado. O abren el techo para pasar el tubo de ventilación y resulta que no hay toma de tierra en toda la vivienda. De repente, lo que era una reforma de 15.000€ necesita 4.000€ adicionales solo para actualizar la instalación eléctrica.
Cómo evitarlo: Antes de hacer cualquier presupuesto definitivo, pide a un electricista que inspeccione la instalación actual. Que revise el cuadro eléctrico, compruebe si hay tierra, evalúe el estado del cableado en cajas de mecanismos y determine la potencia disponible. Esta evaluación previa puede costarte 100-200€ pero te ahorrará sorpresas de miles.
En pisos antiguos de Madrid (especialmente los construidos antes de 1980), es muy probable que necesites actualizar parcial o totalmente la instalación. Saberlo desde el principio te permite presupuestar correctamente y tomar decisiones informadas.
Error 2: Diseñar la distribución sin pensar en la electricidad
Es habitual que el arquitecto o interiorista diseñe la nueva distribución pensando en estética, funcionalidad y aprovechamiento del espacio, pero sin considerar las implicaciones eléctricas. El resultado: distribuciones que luego son un infierno para cablear correctamente.
Por ejemplo, decides poner la cocina donde antes estaba el dormitorio, en el extremo opuesto del cuadro eléctrico. Ahora necesitas llevar cables de mucha sección (para vitro, horno, lavavajillas) a través de toda la casa. O diseñas un salón-comedor diáfano precioso pero sin considerar dónde irán los puntos de luz, enchufes y tomas de TV.
Otro clásico: crear un vestidor sin pensar que necesitará iluminación, enchufes y posiblemente una toma para plancha. Cuando llega el momento de ejecutarlo, descubres que pasar los cables implica picar paredes que ya estaban terminadas.
Cómo evitarlo: Involucra al electricista desde la fase de diseño, no solo en la de ejecución. Que revise los planos de distribución y señale dónde habrá complicaciones, qué recorridos son más eficientes y dónde conviene ubicar elementos para facilitar la instalación. A veces, mover un tabique 20 centímetros puede ahorrarte 500€ en instalación eléctrica.
Marca en los planos desde el principio: dónde irá cada enchufe, cada punto de luz, interruptores, tomas de datos, TV… Cuanto más detallado sea el plano eléctrico antes de empezar, menos improvisaciones habrá durante la obra.
Error 3: Infravalorar la cantidad de enchufes necesarios
En 2025, nuestras viviendas tienen muchos más dispositivos eléctricos que hace 20 años. Móviles, tablets, ordenadores, altavoces inteligentes, aspiradoras robot, purificadores de aire… La lista es interminable. Sin embargo, muchas reformas mantienen el mismo número de enchufes que tenía el piso original de 1970.
El resultado: acabas con regletas en cada habitación, cables por el suelo y esa sensación permanente de que «me falta un enchufe aquí». O peor, sobrecargas circuitos porque todo va a la misma línea.
Cómo evitarlo: Piensa habitación por habitación, incluso rincón por rincón, qué vas a necesitar enchufar:
En el salón: TV, decodificador, consola, soundbar, router, enchufes en el sofá para móviles y tablets, lámparas de pie, ventilador… Fácilmente necesitas 12-15 enchufes bien distribuidos.
En dormitorios: a cada lado de la cama (móviles, lámparas de lectura), zona de escritorio o tocador, posible TV, ventilador… Mínimo 8-10 enchufes.
En cocina: electrodomésticos fijos más zona de pequeños electrodomésticos (batidora, tostadora, cafetera, robot de cocina). Entre 10 y 15 enchufes es lo normal en cocinas funcionales.
No te preocupes por «pasarte». Un enchufe que no usas no molesta, pero uno que te falta es un incordio permanente. Y añadirlo después de la reforma implica obra.
Error 4: No contratar electricista autorizado
Este es un error con consecuencias legales y de seguridad. Muchas reformas contratan a «un electricista que conoce alguien» o al «manitas que hace de todo» para ahorrar dinero. El problema: solo los instaladores eléctricos autorizados pueden emitir legalmente el certificado de instalación eléctrica.
Ese certificado (el «boletín eléctrico») no es un papel más. Es obligatorio legalmente si has modificado significativamente la instalación, y es imprescindible para:
- Aumentar la potencia contratada si lo necesitas
- Vender o alquilar la vivienda con garantías
- Que tu seguro cubra daños en caso de problemas eléctricos
- Evitar multas si hay inspección
Si trabajas con alguien no autorizado, tendrás que contratar después a un profesional autorizado para que certifique (si es que está dispuesto a certificar trabajo ajeno, que muchos no lo hacen). Al final pagas doble.
Cómo evitarlo: Verifica desde el principio que el electricista esté dado de alta como instalador autorizado en la Comunidad de Madrid. Pídele su número de registro. Empresas como ISSE Electricidad, con electricistas en Madrid, garantizan que todos los trabajos cumplan normativa y emitan los certificados correspondientes.
Un profesional autorizado quizá cobre algo más, pero te da seguridad legal, garantías y un trabajo que sabes que cumple con la normativa vigente.
Error 5: Olvidar la potencia contratada hasta que es tarde
Muchas reformas modernizan la vivienda, instalan aire acondicionado, vitrocerámica de inducción, horno potente, termo eléctrico… pero mantienen la potencia contratada de siempre (frecuentemente 3,45 kW o 4,6 kW). Resultado: el ICP salta constantemente y no puedes usar varios aparatos a la vez.
Darse cuenta de esto cuando ya has terminado la reforma y estás viviendo en el piso es frustrante. Ampliar potencia implica trámites con la distribuidora, posible cambio de ICP, y a veces incluso modificaciones en el cableado de acometida si la sección actual no soporta la nueva potencia.
Cómo evitarlo: Calcula la potencia que necesitarás con la nueva configuración antes de empezar la reforma. Si vas a instalar:
- Vitro de inducción (7.400W típico)
- Horno eléctrico (3.000W)
- Aire acondicionado (2.000-3.000W por split)
- Termo eléctrico (1.500-2.000W)
- Lavadora + secadora + lavavajillas
Fácilmente necesitas 7,4 kW o más de potencia contratada. Ampliarla durante la reforma es el momento ideal porque si hay que modificar algo en la instalación, ya tienes la obra abierta.
Error 6: Querer aprovechar el cableado antiguo
Para ahorrar dinero, muchas reformas intentan «aprovechar» el cableado existente. En algunos casos esto es viable, pero en pisos antiguos suele ser un falso ahorro. Los cables viejos pueden tener secciones insuficientes para los consumos actuales, aislamiento deteriorado o recorridos que no se adaptan a la nueva distribución.
Intentar reutilizarlos genera problemas: cables que no pasan por los tubos porque están duros, empalmes ocultos en paredes (prohibidos por normativa), o peor, cables subdimensionados que se calientan y son un riesgo de incendio.
Cómo evitarlo: Si tu piso tiene más de 30 años y no se ha renovado la instalación eléctrica nunca, lo más seguro y recomendable es rehacer el cableado completo. Sí, es una inversión (2.000-4.000€ en un piso de 80m²), pero garantiza seguridad, cumplimiento normativo y que no tendrás problemas eléctricos en los próximos 30 años.
Si la instalación tiene menos de 20 años y está en buen estado, entonces sí puede ser viable aprovechar parte del cableado. Pero que lo evalúe un profesional, no lo decidas solo por ahorrar.
Error 7: No planificar iluminación adecuadamente
La iluminación es uno de los elementos que más impacto tiene en cómo se vive un espacio, pero en muchas reformas se decide sobre la marcha o se copia lo que había antes. Resultado: salones con un único punto de luz central insuficiente, cocinas mal iluminadas, o habitaciones sin luz focal donde se necesita.
Otro error común: poner interruptores en lugares incómodos. Entras al dormitorio y el interruptor está detrás de la puerta. O tienes que cruzar el salón a oscuras para encender la luz. Pequeños detalles que generan incomodidad diaria durante años.
Cómo evitarlo: Diseña un plan de iluminación en tres capas:
- Iluminación general: luz ambiental que ilumina toda la estancia
- Iluminación focal: sobre zonas de trabajo, lectura, cocina
- Iluminación de ambiente: puntos de luz decorativa que crean atmósfera
Decide también dónde van los interruptores pensando en cómo te moverás por la casa. Deben estar accesibles nada más entrar en cada estancia y, en dormitorios, idealmente conmutados para poder apagarlos desde la cama.
Si tienes dudas, consulta con un diseñador de iluminación o al menos con tu electricista. Una buena iluminación transforma completamente un espacio.
Error 8: Comenzar obra sin cuadro eléctrico provisional
Durante una reforma integral necesitas electricidad para herramientas, focos de obra, etc. Muchas obras empiezan conectando todo al cuadro existente de forma improvisada, con cables por el suelo y sin protecciones adecuadas. Esto es peligroso y puede dañar tu instalación definitiva.
Cómo evitarlo: Instala un cuadro eléctrico provisional específico para la obra desde el primer día. Con sus propias protecciones, separado del cuadro definitivo. Cuando termine la reforma se retira. Cuesta unos 200-300€ pero evita accidentes y protege tu instalación.
Error 9: No coordinar gremios
La instalación eléctrica interactúa con todos los demás oficios: albañilería (rozas), fontanería (cruces de tubos), climatización (conexiones eléctricas), carpintería (mecanismos)… La falta de coordinación genera retrasos, repasos y conflictos.
El electricista llega a pasar cables y resulta que el fontanero ya ha pasado tubos por donde iban las rozas eléctricas. O el yesero tapa cajas de registro antes de que el electricista termine de cablear. Cada descoordinación implica tiempo perdido y costes adicionales.
Cómo evitarlo: Nombra un jefe de obra que coordine a todos los gremios. Si contratas a una empresa de reformas integrales esto lo hacen ellos. Si contratas oficios por separado, necesitas alguien (tú o un aparejador/arquitecto técnico) que planifique qué se hace cuándo y se asegure de que nadie estorba al siguiente.
Repasa el calendario de obra con todos los profesionales al principio y asegúrate de que saben en qué momento intervienen.
Error 10: No pedir certificado al finalizar
La reforma termina, pagas, los operarios se van… y te olvidas de pedir el certificado de instalación eléctrica. Pasan meses o años, vas a vender o alquilar y te piden el certificado. El electricista ya no responde o te dice que te lo hace pero cobrando de nuevo. O directamente no puedes localizarlo.
Cómo evitarlo: El certificado debe ser parte del servicio, incluido en el precio final. Déjalo claro desde el presupuesto. No des el finiquito de la obra hasta tener en tu mano el certificado emitido, firmado y registrado en la Comunidad de Madrid.
Este documento es tu seguridad legal de que la instalación cumple normativa y está correctamente ejecutada. Sin él, legalmente tu instalación está irregular.
Planificación eléctrica: la clave del éxito
Todos estos errores tienen un denominador común: falta de planificación. La instalación eléctrica no puede ser una ocurrencia tardía, debe diseñarse desde el principio de la reforma con el mismo cuidado que la distribución o el diseño de la cocina.
Un buen proceso sería:
Fase 1 – Evaluación inicial: Antes de presupuestar, evalúa el estado de la instalación actual. Un electricista profesional en Madrid puede determinar qué necesitas actualizar.
Fase 2 – Diseño integrado: Diseña la distribución de la vivienda coordinando con el electricista. Decide ubicación de cada enchufe, punto de luz, interruptor, tomas de datos.
Fase 3 – Presupuesto realista: Con toda la información anterior, pide presupuesto detallado que incluya materiales, mano de obra, certificaciones y posibles imprevistos.
Fase 4 – Ejecución coordinada: Asegura buena coordinación entre todos los gremios. El electricista debe intervenir en varios momentos (rozas, cableado, instalación de mecanismos).
Fase 5 – Verificación y certificación: Antes del finiquito, comprueba que todo funciona correctamente y recibe el certificado registrado.
Conclusión: invertir en hacerlo bien desde el principio
Puede parecer que planificar cuidadosamente la instalación eléctrica y contratar profesionales cualificados encarece la reforma. Pero la realidad es exactamente la contraria: hacerlo mal sale mucho más caro.
Los repasos porque algo no se planificó bien, las ampliaciones de presupuesto por sorpresas que podían haberse detectado, los problemas legales por falta de certificación, o peor, los riesgos de seguridad por instalaciones deficientes… todo eso cuesta mucho más que hacer las cosas bien desde el principio.
Si estás planificando una reforma en Madrid, consulta con electricistas en Madrid como ISSE Electricidad para evaluar tu instalación actual y diseñar la instalación eléctrica que tu vivienda renovada necesita. Una buena planificación eléctrica es la base de una reforma exitosa que disfrutarás durante décadas.




